Enamorarse en la tercera edad

Cuando se llega a la tercera edad, uno de los mayores temores del adulto mayor es la soledad, ese monstruo implacable que aparece cuando los hijos tienen ya su propia familia o ya no se cuenta con una pareja o un compañero con el que vivir el día a día.
Se pasa de vivir todos juntos en familia, a vivir solo, una vez que los hijos, por ley de vida, empiezan a formar su propia familia.
Sin embargo, con el paso de los años, el deseo de sentirse bien con otra persona no disminuye, sino que forma parte importante de la vida de un adulto mayor.
La empatía con otra persona, el compartir cosas pequeñas y sencillas y la confianza mutua, también ayuda a mantener la cordura y la vitalidad en la vejez.
Enamorarse puede ser bueno, y puede ayudar a combatir la depresión y la soledad.

Enamorarse con 20 o 60 años no es muy diferente

Desmontemos un mito, enamorarse a los 20 o a los 60 años no cambia lo que sientes. Sólo existe una diferencia en la forma de vivir una relación.
Quienes han vivido mucho tiempo han tenido la experiencia de varias relaciones y pueden haber experimentado diferentes experiencias y, por tanto, son más conscientes de cómo vivir bien una relación, de lo que se quiere de la relación y de lo que es importante y lo que no.
Pero no nos confundamos. Una persona mayor experimenta el amor de la misma manera que una persona de 30 años, pero ser consciente de su propia condición le ayuda a enfocar las relaciones de forma diferente.
En la tercera edad, vivir una nueva relación significa disfrutar del momento, no hacer planes a largo plazo, por lo que cada vez hay más parejas de ancianos que empiezan a vivir en domicilios diferentes con sus propias costumbres, pero que mantienen una relación como la de las parejas jóvenes.

¿Qué Beneficios puede tener y qué precauciones tomar?

Para Rafa Campos, de la web nuestrosmayores.net, “el amor en la tercera edad puede presentar muchísimos beneficios: mejora significativamente la calidad de la vida, invita a mantenerse activo y permite a la pareja dedicarse a aficiones comunesTener una pareja también supone un mayor cuidado de uno mismo y un aumento de la autoestima en ese momento de la vida en el que uno se siente menos útil.
Sin embargo no todo puede ser positivo A partir de los 65 años, la gente se preocupa por la carga que pueda suponer el adulto mayor en caso de enfermedad. Y en este caso, lo que más preocupa a muchos hijos y familiares es la posibilidad de que la persona mayor sea abordada por una persona más joven que la enamore y luego la engañe.De hecho, los matrimonios de conveniencia son cada vez más habituales.
Chicas jóvenes que logran convencer a los mayores para que se casen con ellas, para obtener la nacionalidad o una mejor forma de vida y por desgracia, son muchas personas las que caen en esta trampa cada año.
Lo primero que hay que hacer, dice Rafa Campos, si no se acude a una empresa de atención a mayores especializada, “es desconfiar de las jóvenes de 20 o 30 años  que buscan el amor en un hombre de la tercera edad. Son muy pocos los casos en los que una chica se enamora realmente de un hombre mucho más maduro que ella. Si se contrata a una cuidadora a domicilio, pregúntele sobre su edad, si está casada y dónde vive. Pida referencias y descarte las que nunca han tenido experiencia laboral.
Vivir en pareja es un importante factor de protección para vivir más tiempo y con más salud. Enamorarse en la tercera edad produce los mismos efectos y, sobre todo, los mismos beneficios que cuando se es adolescente, y que permite retroceder 50, 60 o 70 años, como una especie de máquina del tiempo…